jueves, 27 de marzo de 2008

DIARREA CRÓNICA INESPECÍFICA EN LOS BEBÉS

La diarrea crónica inespecífica (DCI) es una de las consultas más frecuentes al pediatra y una de las que más angustia causa en los padres. Sin ir más lejos, es el motivo por el cual más veces he llevado a mi niña de año y medio al médico. Ocurre en niños de entre 6 meses y 3 años por eso también es llamada diarrea del preescolar. El síntoma principal es una reducción de la consistencia y aumento de la frecuencia o volumen de las deposiciones que persiste más de dos semanas. El niño hace caca varias veces al día con una consistencia variable. Puede hacer una caca dura y a la siguiente deposición, blanda, incluso con ambas consistencias durante una misma deposición. Disculpen que sea tan específica, pero a lo padres nos sirve de mucho reconocer exactamente cómo son las cacas de nuestros hijos. Otra característica de la DCI es la presencia de moco en las cacas así como restos de alimento sin digerir. La diferencia con otras enfermedades que comparten estos síntomas como puede ser la enfermedad celíaca es que la nutrición del niño es la adecuada, su estado general es satisfactorio y tiene una talla y un peso normal para su edad; sin embargo a veces se ve comprometida por la dieta que imponemos los padres. Suele darse en niños que presentan gran apetito, incluso en algunos casos el niño está por encima del percentil 50. Un dato que me parece importante resaltar es que algunos autores relacionan a la DCI con antecedentes de cólicos del lactante (mi niña ha tenido bastantes) o estreñimiento, así como alteraciones digestivas similares en hermanos y padres con colon irritable. ¿Qué hacer ante estos síntomas? No dejar de consultar al pediatra, ya que la diarrea pudiera ser la causa de alguna alteración intestinal como intolerancia a la lactosa, malabsorción de glucosa, enfermedad celíaca o presentar alguna infección intestinal. Si el bebé todavía toma el pecho, no hay que suprimir la lactancia materna, en niños algo mayores, no introducir alimentos nuevos, retirar los zumos de fruta envasados que contienen demasiada azúcar y no variar la dieta normal del niño, siempre que ésta sea equilibrada. Tampoco hay que hacer dietas restrictivas en calorías ni que excluyan la grasa.

MI PRIMERA EXPLORACIÓN

A menudo las recién estrenadas mamás, que acaban de parir tan sólo hace unas horas, se sorprenden cuando interrumpe un pediatra en la habitación del hospital que está llena de gente y de regalos, pide a todo el mundo que salgan un momentito de la habitación y comienza a hacer “cosas raras” a su recién nacido. Todo recién nacido durante las primeras horas de su vida debe de ser explorado de arriba abajo por un pediatra. Esta exploración no debe der ser muy pronto, ya que hay que dejar al niño y a la mamá descansar, y el bebé debe de entrar en calor y empezar a adaptarse a su nueva vida fuera del útero. Lo ideal es que se haga en las primeras 24 horas. Muchos padres se preocupan un poco al ver explorar a su niño, por que parece débil y frágil, pero es una exploración cuidadosa, que no hace ningún daño, y que está destinada a descartar patologías importantes que aparecen ya en los primeros momentos de la vida.Entre las cosas que se deben analizar están:
-aspecto y color: indica muchas cosas y es de lo más importante a valorar
-cabeza y cara: para ver que no hay alteraciones en la forma ni consistencia ni heridas ni hematomas
-clavículas: para asegurarse que no hay fracturas, a veces ocurren durante el parto y no tienen ninguna repercusión
-tórax: hay que auscultar si tiene soplos en el corazón (el 50% de los recién nacidos todavia nacen con soplos en el corazón, es normal e irá desapareciendo solo) y como ventilan los pulmones del bebé
-abdomen: para ver si hay masas u órganos aumentados de tamaño
-caderas: descartando luxaciones de las mismas
-genitales: para ver que todo está en su sitio
-reflejos: hay que darles un pequeño susto, ver si succionan, si agarran nuestro dedito…
-pulsos: para comprobar que funciona bien el sistema circulatorio
Estos protocos variarán según el hospital donde demos a luz. Es importante colaborar con el pediatra y las enfermeras durante las exploraciones y aprovechar para preguntarles nuestras dudas. Elllos nos ayudarán a quedarnos más tranquilos y a empezar a cuidar a nuestro bebé en sus primeros días de vida.

PATALEANDO: "PASITO A PASITO" HACIA EL GATEO

Ya desde bien pequeñitos los bebés mueven agitadamente brazos y piernas en unos curiosos pataleos y brazadas. Esos movimientos incontrolados, sin embargo, se hacen más patentes conforme van creciendo y fortaleciéndose los pequeños. Ahora hay que acercarse con cuidado a mi niña en el cambiador, porque las patadas que da son de auténtica futbolista. Con 4 meses, sus músculos se han fortalecido, y la fuerza de las piernas puede aterrizar en mi vientre en el mejor de los casos cuando la cambio, hacer que la bañera se desborde o simular un terremoto dentro del capazo. Pero esos movimientos incontrolados que los bebés realizan inconscientemente tienen varias funciones muy beneficiosas para su desarrollo psicomotor. Podemos decir que estamos ante la fase primigenia de las etapas de locomoción de los pequeños. Mediante esos pataleos se fortalecen los músculos, se crean nuevas conexiones neuronales, se practican los movimientos, se van conociendo las posibilidades de las piernas… Y todo para cuando tengan que ejercer una función más satisfactoria para ellos: el reptar arrastrándose el gateo y más tarde el caminar. Sobre todo es un “trabajo” que ellos han de labrarse con el día a día de esos divertidos, fuertes y a veces nerviosos pataleos, aunque nosotros también podemos contribuir a que las piernecitas se vayan preparando para ese prometedor y dinámico futuro. Viene muy bien en esta etapa jugar con ellos a moverles piernas y brazos. Son ejercicios sencillos y que además les entretienen mucho. Parece que se divierten observando cómo sus piernecitas suben y bajan, “hacen bicicleta” o se juntan sus pies, sus manitas dan palmadas… Ayudaremos a todas las funciones señaladas y nuestros hijos estarán más cerca de poder moverse por ellos mismos, todo un reto y un logro importantísimo en su desarrollo. De momento, mi bebé ya empieza a intentar desplazarse reptando cuando la pongo boca abajo, aunque necesitará un poco más de práctica…

¿NIÑERA O GUARDERÍA?, EL GRAN DILEMA

Uno de los grandes interrogantes que nos hacemos los padres cuando no queda otra que volver a trabajar es con quién dejaremos a nuestro bebé, quien a esa altura como mucho contando la baja maternal y vacaciones tendrá unos cinco o seis mesesitos.
¿Es preferible dejarlo en casa a cargo de una niñera o llevarlo a una guardería?(bueno, a una escuela infantil, para que no se moleste nadie). Yo misma me he hecho la pregunta cuando tuve que decidir, aunque lo tuve más fácil porque mi niña tenía ya casi año y medio. Personalmente, prefiero la escuela infantil, por varios motivos que explicaré a continuación. Por empezar, y lo más importante, porque es preferible que se relacione con otros niños de su edad antes que con una niñera, sinceramente eso creo, si no voy a ser yo o los abuelos quien l@ cuide, prefiero que esté con otros niños. Aunque no dudo del cariño que pueda darle una cuidadora, me quedo con la sociabilización temprana del bebé y con la enorme cantidad de estímulos que recibe en el ámbito de la escuela.
Eso sí, hay que asegurarse de que el sitio donde dejamos a nuestro hijo sea de absoluta confianza y luego pasar el mal trago de la adaptación. Es normal que al principio al niño le cueste quedarse en un sitio que desconoce, pero si se lo pasa bien, estará mejor allí rodeado de sus pares, jugando, pintando y cantando, que en casa. Ya sabemos que en casa está rodeado de sus cosas, de sus juguetes, tiene atención exclusiva, duerme la siesta en su cuna mientras que en la escuela las cosas son distintas. Hay otros niños que atender (pero eso le enseñará a compartir desde temprano y a fomentar su autonomía) o duerme en un colchón en el suelo (a mí eso me daba una pena terrible, pero un día fui a verlos para quitarme la angustia y duermen perfectamente… y enseguida). Una de las contras de la guardería es que ese contacto con otros niños tiene sus beneficios pero también provoca contagios de enfermedades de todo tipo. Los muy pequeñitos suelen pescarse de todo, cada dos por tres, caen, y los mocos son una constante. (lo digo por experiencia) Ante ese imprevisto de que el niño esté malito y tenga que quedarse en casa hay que tener un “plan B”, es decir, alguien que pueda venir a casa a cuidarlo si los padres no pueden faltar al trabajo. Pero claro, tampoco hay que descartar que la niñera por el motivo que sea no pueda venir a cuidar al bebé, y ahí lo mismo, tenemos que recurrir al “plan B”. Por otro lado, hay un factor que influye (y bastante) a la hora de tomar la decisión que es la parte económica, que cada cual conocerá su situación. Una persona que cuide al niño en casa significa una buena cantidad de dinero, probablemente más que una escuela privada y seguramente bastante más que una pública.