sábado, 25 de octubre de 2008

ANÁLISIS DE SANGRE PARA DETECTAR EL SÍNDROME DE DOWN SIN RIESGOS

Investigadores de la Universidad de Stanford (Estados Unido) han desarrollado este método para detectar el síndrome sin riesgos para el feto. Alejado de los actuales procedimientos invasivos, como la amniocentesis, consiste en un análisis de la sangre materna. La sangre materna contiene ADN flotante, el 10% del cual procedente del feto. Los investigadores han creado una nueva forma de observar la presencia de los cromosomas adicionales que causan el síndrome de Down y defectos de nacimiento similares en esas pequeñas cantidades del ADN fetal que circula en la sangre materna.
Si un cromosoma particular está expresado en exceso en esta mezcla de ADN, el feto es posiblemente su origen, lo que implica un exceso en el número de cromosomas. Los autores han empleado un método de secuenciación genética que amplificaba fragmentos cortos de ADN y analizaba sus cromosomas. La mayoría de aneuploidías (cambios en el número de cromosomas), la del cromosoma 21 causante del síndrome de Down, eran claramente identificables a partir del ADN fetal. Estos datos han sido dados a conocer en un estudio publicado en la edición digital de la revista “Proceedings of the National Academy of Science” (PNAS). El examen también detecta otras anomalías cromosómicas, como las que provocan el síndrome de Edward y el de Patau. Aunque la muestra haya sido escasa, sólo de 18 mujeres, los resultados han sido positivos. Esperemos que pronto este nuevo método se confirme como la manera segura de detectar estas anomalías sin poner en riesgo la salud de la madre ni del feto.

PARTO: SEÑALES DE QUE SE ACERCA EL DÍA

El parto se desencadena como consecuencia de una conjunción de factores. Concretamente, el trabajo de parto comienza cuando empiezan a producirse los conocidos como “dolores de parto”, es decir, contracciones rítmicas, progresivas e intensas. Deben existir al menos 2 ó 3 contracciones cada 10 minutos y el cuello haber alcanzado una dilatación de 2-3 centímetros. Pero existen signos y síntomas que aparecen los días previos al parto, los cuales indican que la fecha se está acercando.
Los médicos lo llaman pródromos del parto. No suelen ocurrir en el mismo orden en todas las embarazadas ni con la misma intensidad, incluso la misma mujer puede tener señales de parto próximo diferentes en diferentes embarazos. A continuación, haremos un repaso de los signos de parto próximo más comunes.
● Distensión abdominal: en el último período del embarazo el bebé se encaja en la pelvis produciéndose un descenso del abdomen aliviando la presión en la zona de las costillas y el estómago, pero siendo más intensa en la zona baja de la pelvis. En algunas mujeres, la distensión abdominal se produce semanas antes del parto, mientras que en otras apenas horas antes de que comiencen los dolores de parto.
● Contracciones cada vez más intensas: las contracciones que venías sintiendo durante el embarazo se hacen más frecuentes y se intensifican durante los últimos días. A muchas mujeres les preocupa no reconocer cuándo se podrán de parto, si sabrán diferenciar las contracciones “falsas” (contracciones de Braxton Hicks) de las “verdaderas”. Las primeras son irregulares, suelen ocurrir al final del día o después de algún esfuerzo y duran menos tiempo, mientras que las segundas son más dolorosas y sobre todo, regulares. Las contracciones de parto son más fuertes, no desaparecen al descansar, duran cada vez más tiempo (entre 30 y 70 segundos) y se perciben como calambres en la parte baja de la espalda o como dolores menstruales. Pensad que el útero, que es un músculo, empieza a contraerse a intervalos regulares y debe hacerlo hasta que la cérvix (o el cuello del útero) alcance una dilatación de 10 cm para que pueda pasar la cabeza del bebé.
● Pérdida del tapón mucoso: algunas mujeres no lo notan, otras pueden perderlo semanas antes del parto, mientras que otras sólo horas antes o al momento del parto. El tapón mucoso es un tapón formado por secreciones vaginales que se han ido acumulando en la cérvix durante el embarazo. Cuando la cérvix se dilata, el tapón sale. Es espeso, de color transparente, a veces ligeramente rosado o con rastros de sangre.
● Dilatación: para permitir el paso del bebé a través del canal de parto el cuello del útero debe dilatarse hasta los 10 cm, o sea, producirse una dilatación completa. Pero es probable que días antes del nacimiento la dilatación haya comenzado, sobre todo si ya has tenido partos anteriores. La modificación del cuello del útero es una de las señales de que el parto se acerca, su consistencia se vuelve más blanda, de ahí el término de tener el “cuello blando”, se va centrando respecto a la vagina y va borrando su grosor. La diferencia entre dilatación precoz o latente y dilatación activa la explicaremos en detalles en nuestro especial más adelante, cuando expliquemos las fases del parto.
● Signos emocionales: algunas madres, especialmente las primerizas sufren cierta inestabilidad emocional a medida que se acerca la fecha de parto. La ansiedad por ver la carita del bebé, la inquietud porque todo salga bien sumado al cansancio son sentimientos muy naturales. Pero no dejes que los temores empañen el gran día del nacimiento de tu bebé. Estar preparada e informada te ayudará a afrontar el momento con mayor confianza y tranquilidad. Concéntrate en los pensamientos positivos y en las señales que te envían tu cuerpo y tu bebé.

LA OBESIDAD PUEDE INCREMENTAR EL RIESGO DE ABORTO

Como sabemos, la obesidad puede conllevar problemas de salud diversos, y más a la hora de llevar adelante un embarazo. Las mujeres obesas no sólo tienen más difícil concebir un hijo de manera natural sino que, además, podrían incrementar el riesgo de aborto espontáneo una vez conseguido el embarazo. Así se desprende de un estudio publicado en la revista “Fertility and Sterility”, donde investigadores de la Universidad de Sheffield, en Gran Bretaña, han realizado una revisión de artículos publicados en revistas médicas en las últimas décadas para identificar los estudios que comparaban a las mujeres de peso normal y sobrepeso que sufrieron abortos espontáneos. En la investigación se incluyeron 16 estudios, y se tuvieron en cuenta tanto los embarazos naturales como los que fueron resultados de reproducción asistida. Los resultados mostraron que las mujeres con sobrepeso y obesidad eran hasta un 67% más propensa a padecer abortos espontáneos que las futuras mamás con peso normal. En el caso de mujeres sometidas a un tratamiento de fertilidad el riesgo fue incluso más alto. No obstante, la evidencia no es concluyente debido a las diferencias entre los estudios actualmente disponibles, por lo que habrá que esperar nuevas investigaciones, aunque en cualquier caso recordamos que la obesidad no ayuda cuando se espera un bebé y puede traer complicaciones como ayer mismo nos recordaba Lola. Se puede consultar un estracto del estudio, titulado “Does high body mass index increase the risk of miscarriage after spontaneous and assisted conception? A meta-analysis of the evidence” (¿El alto índice de masa corporal aumenta el riesgo de aborto espontáneo después de la concepción espontánea y asistida? Un meta-análisis de las pruebas) en la edición online de la revista “Fertility and Sterility”.

LOS PADRES MENTIMOS A NUESTROS HIJOS UNA VEZ AL DÍA

“Los Reyes Magos no traen regalos a los niños malos”, “va a venir el cuco y te comerá”, “los bebés vienen de París”, “estás tan flaquita que vendrá un viento fuerte y saldrás volando” (esa me la decían de pequeña), “si tuerces los ojos te quedarás bizco para siempre”, y así una larga lista de mentiras piadosas que decimos a nuestros hijos.
¿Qué padre no ha dicho una pequeña mentira a su hijo alguna vez? Creo que todos hemos recurrido a ellas. Según una encuesta realizada a padres y madres en Estados Unidos, los padres les decimos a nuestros hijos un promedio de 3.000 mentiras a lo largo de su infancia, al menos una cada día. Lo curioso es que la mayoría de las mentiras piadosas que se dicen a los hijos, también nos las decían nuestros padres a nosotros cuando éramos pequeños y a ellos nuestros abuelos. Decir mentiras, por más piadosas que sean, es la forma más común de engañar a otros en la vida cotidiana. ¿Por qué mentimos a nuestros hijos? Pues la mayoría de las veces porque creemos que no están preparados para saber ciertas cosas, porque creemos que es mejor protegerlos de ciertas verdades, porque creemos que no nos entenderán si le decimos la verdad o muchas veces, simplemente, para conseguir que hagan lo que queremos. Aunque alguna vez les habré dicho alguna mentira a mis hijas, creo que siempre es preferible contarles la verdad y evitar las mentiras, por más que sean piadosas. Aunque nadie se ha traumatizado porque le hayan dicho de pequeño que los niños venían de París, ¿cuál es la necesidad de mentir? ¿No es muchos más razonable explicarles cómo nacen los bebés en un lenguaje adecuado para la edad del niño? Hoy mismo, mi hija mayor me preguntaba si a las mamás nos abrían la panza con un cuchillo para sacar al bebé de la tripa, le contesté que no (bueno, lo de la cesárea no venía al caso) y le expliqué por donde nacen los bebés. Es cierto que algunos padres se paralizan ante ciertas preguntas y prefieren evitar situaciones embarazosas respondiendo con mentiras piadosas que en definitiva no conducen a nada, confunden a los niños y genera que ellos también empiecen a decir mentiras.