Ya desde bien pequeñitos los bebés mueven agitadamente brazos y piernas en unos curiosos pataleos y brazadas. Esos movimientos incontrolados, sin embargo, se hacen más patentes conforme van creciendo y fortaleciéndose los pequeños. Ahora hay que acercarse con cuidado a mi niña en el cambiador, porque las patadas que da son de auténtica futbolista. Con 4 meses, sus músculos se han fortalecido, y la fuerza de las piernas puede aterrizar en mi vientre en el mejor de los casos cuando la cambio, hacer que la bañera se desborde o simular un terremoto dentro del capazo. Pero esos movimientos incontrolados que los bebés realizan inconscientemente tienen varias funciones muy beneficiosas para su desarrollo psicomotor. Podemos decir que estamos ante la fase primigenia de las etapas de locomoción de los pequeños. Mediante esos pataleos se fortalecen los músculos, se crean nuevas conexiones neuronales, se practican los movimientos, se van conociendo las posibilidades de las piernas… Y todo para cuando tengan que ejercer una función más satisfactoria para ellos: el reptar arrastrándose el gateo y más tarde el caminar. Sobre todo es un “trabajo” que ellos han de labrarse con el día a día de esos divertidos, fuertes y a veces nerviosos pataleos, aunque nosotros también podemos contribuir a que las piernecitas se vayan preparando para ese prometedor y dinámico futuro. Viene muy bien en esta etapa jugar con ellos a moverles piernas y brazos. Son ejercicios sencillos y que además les entretienen mucho. Parece que se divierten observando cómo sus piernecitas suben y bajan, “hacen bicicleta” o se juntan sus pies, sus manitas dan palmadas… Ayudaremos a todas las funciones señaladas y nuestros hijos estarán más cerca de poder moverse por ellos mismos, todo un reto y un logro importantísimo en su desarrollo. De momento, mi bebé ya empieza a intentar desplazarse reptando cuando la pongo boca abajo, aunque necesitará un poco más de práctica…
jueves, 27 de marzo de 2008
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