jueves, 27 de diciembre de 2007

AYUDAS PARA EVITAR EL INSOMNIO INFANTIL

Las alteraciones del sueño en los niños es un problema mucho más frecuente de lo que se cree. Se estima que un 30% de los niños españoles sufre insomio infantil. Éste se caracteriza por la dificultad del niño para dormirse solo, tener un sueño superfiicial con despertares frecuentes por la noche y al final se resume en dormir menos horas de las que el niño necesita. Dormir un número de horas mínimo para cada edad se hace imprescindible para la maduración cognitiva del niño. El 90% de los casos de insomnio infantil se debe a la adquisición por parte del niño de hábitos incorrectos durante las primeras etapas de su infancia, como por ejemplo la flexibilidad de horarios por parte de los padres o la falta de afectividad por parte de éstos. Estos peques no padecen ninguna alteración psicológica ni ninguna enfermedad, simplemente tienen una alteración en sus ritmos biológicos por no haber adquirido un hábito correcto. A menudo se muestran más nerviosos durante el día y con falta de concentración, pero si el problema se corrige a tiempo, el niño volverá a tener un comportamiento normal. Es necesario interceptar pronto estos problemas ya que, en muchos casos, estas alteraciones pueden permanecer y estabilizarse en el adulto. Esto require un abordaje médico y psicológico temprano. En ocasiones, puede necesitar tratamiento farmacológico. Los casos leves se pueden remediar con modificaciones en las actividades del niño antes de dormirse, como por ejemplo, acostumbrarse a leerle un cuento cada noche en una habitación diferente donde el niño duerme, para que no se le haga imprescindible el cuento para dormir. Otras medidas son poner límites estrictos en la hora de dormir. El cuarto debe de estar a oscuras y tener una temperatura adecuada. El niño debe dormir siempre en su cama (nunca con los padres) y acostumbrarse a dormirse solo, sin tener que usar el chupete o un juguete, o sin tener que ser acunado, es decir, sin ayudas. No es aconsejable que vea la televisión o el uso de videojuegos justo antes de irse a la cama, ya que pueden excitarle y dificultarle conciliar el sueño. Es importante acudir a un especialista, si el problema persiste.

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