miércoles, 12 de diciembre de 2007

LOS SENTIMIENTOS DE LOS HIJOS ANTE LAS DISCUSIONES DE PAREJA

En la vida familiar es frecuente que se den discusiones entre la pareja. Desde aquellas por cosas triviales hasta otras que realmente lesionan el núcleo familiar. Y sé que es bastante dificil que cuando surge una desavenencia con la pareja pensar “bueno, ya discutiré cuando los niños se duerman”, pero es lo propio. Hay que tomar conciencia y saber que discutir delante de los hijos hace mucho daño a estos. Discutir delante de los hijos es algo bastante desaconsejado por los especialistas. Las investigaciones han demostrado que los niños pertenecientes a familias con un alto nivel de conflicto marital sufren tantas consecuencias mentales, como los provenientes de una familia separada. Los niños tienen un alto nivel de fantasías, por lo que frente a las discusiones de los padres, sienten inseguridad ante una remota posibilidad de separación. Es un miedo generado ante las discusiones que les crea una incertidumbre, se sienten desamparados frente a las crisis. Los niños sometidos a familias con frecuentes discusiones pueden presentar dificultades en el proceso de adquisición de la autonomía, pueden demostrar agresividad o también es muy común el retraimiento y la dificultad para relacionarse con otros niños. Aparte de las consecuencias, los niños desarrollan estrategias para enfrentar las crisis entre sus padres. Se portan de manera inadecuada para que discutan con él y así los papás desvíen su propia discusión. Otros piden que no riñan, muestran indiferencia o discuten entre hermanos. Las discusiones y conflictos de pareja deben permanecer dentro de ella y nunca teniendo como testigos a los hijos. Hay ciertas recomendaciones a los padres para evitar el daño que hacen las discusiones a los hijos:
*Tener las discusiones fuera del alcance de los niños, para así evitar todo tipo de duda y dolor. Los problemas de pareja deben de discutirse en privado, sin que los escuchen. Por esto se recomienda esperar que estén durmiendo o salir a otro lugar.
*No hacer que el hijo tome partido por algunos de los dos.
*No transformar a los hijos en su fuente de apoyo.
*Si el niño pregunta, debe explicarle que es natural la discusión. Pero que hay ciertas maneras de hacerlo.
*Estar atento a las actitudes (como portazos, caras de enojos), ya que los pequeños perciben todos los detalles.
*Cuando una pareja tiene mucha insatisfacción, conviene buscar la forma de resolver los problemas a tiempo. Busca terapéutico, porque una vida de separación o de desunión emocional dentro del matrimonio provoca mucho dolor y no es calidad de vida para los adultos, y por supuesto, menos para los niños.

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