jueves, 15 de noviembre de 2007

CUANDO EL PARTO NO SALE COMO ESPERABAS

Cuando estamos embarazadas nos pasamos los nueve meses pensando en el parto, el tan esperado momento en el que al fin conoceremos la carita de nuestro bebé. A medida que se acerca la fecha intentamos ser positivas, pensando en poner todo de nuestra parte para que ese día sea inolvidable, pero a veces, por diversas circunstancias, las cosas no salen como deseábamos. Un trabajo de parto que se alarga más de lo esperado, una cesárea imprevista o alguna complicación de la madre o del bebé, o de ambos, echan por tierra la ilusión del parto ideal. Pero, ¿dónde quedaron las historias de partos rápidos y fáciles que te contaron? No es “políticamente correcto” contarle a una mujer que estás esperando un bebé un parto terrorífico. De todas formas, si alguien lo hace, te convences a ti misma que eso no tiene por qué pasarte, y haces bien porque cada parto es un mundo. Puede que el parto haya sido problemático, que la madre necesite une recuperación especial o que el bebé deba permanecer un tiempo bajo cuidados intensivos impidiendo el contacto entre los dos, que es tan importante para favorecer el apego durante las primeras horas de vida. Y encima, es un momento crítico en el que las hormonas nos juegan en contra. Aunque creo que la actitud tanto de la madre como del padre cuando llega la hora del parto es decisiva y que deben dejarse los miedos fuera, lamentablemente hay situaciones que no podemos controlar, que por más que intentemos manejarlas, se escapan de nuestras manos llegando a angustiar muchísimo a los padres. Cada parto es un mundo, es cierto. Pero en esos momentos tienes que sacar fuerzas de donde no las encuentras porque tu bebé recién nacido necesita de los cuidados y de los mimos de su mamá. Por más que el parto no haya salido como tú lo imaginabas, no hay que olvidar lo principal, que acabas de tener un hijo y eso es lo más maravilloso que puede vivir una mujer. Al verle la carita, todo lo negativo se diluye.

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